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viernes, 2 de agosto de 2013

Un dolor de estómago puede revelar tumores renales.

Los riñones pueden continuar funcionando después de la cirugía.

Un dolor de estómago puede ser el único síntoma de la presencia de tumores en los riñones. Suelen ser detectados por el gastroenterólogo durante los exámenes que realiza para detectar el origen de la molestia.

Es posible que sea más de uno y pueden ser malignos o benignos. Para determinar estos detalles es necesario efectuar estudios de diagnóstico con métodos de imágenes, según explica Elías Mora Kumboz, urólogo de la Policlínica Metropolitana. 

Para la mayoría de estos tumores, el tratamiento suele ser el mismo: una cirugía de extirpación parcial de riñón. Si se hace correctamente, el órgano afectado no debería dejar de funcionar.

Entre 70 y 80 % de los tumores son de tamaño pequeño, clínicamente localizados y no dan síntomas. Aunque haya varios, no es necesario extraer el riñón. "Si son dos o tres tumores, simplemente se retiran, dependiendo de donde estén localizados. Lo más importante es preservar el riñón para que siga funcionando después de la cirugía", apuntó el urólogo.

Los tumores o masas renales no siempre son cancerígenos, pero en caso de serlo, el tratamiento indicado es el mismo que se hace si hay benignidad. En caso de encontrarse células malignas, la extirpación parcial es también suficiente para el control de la enfermedad.

La cirugía parcial del riñón, o nefrectomía parcial, que permite preservarlo, debe hacerse de tal forma que la extirpación del trozo de órgano se realice en un tiempo cercano a los 20 minutos después de sujetar, con la pinza, el pedículo vascular. Demorarse más podría elevar el riesgo de sangramiento, lo que dificultaría la visibilidad del cirujano y, en consecuencia, entorpecería la extracción eficiente de los tumores. 

"Cuando los tumores son menores a los siete centímetros. el tratamiento estándar es la nefrectomía parcial. El paciente queda con sus dos riñones y, de esa forma, se evita la insuficiencia renal", asegura. 

Sujetar el pedículo vascular y hacer la cirugía en corto tiempo requiere de especialistas de amplia experiencia. Cuando se trata de tumores de riñón, lo ideal, para realizar la nefrectomía parcial, es la combinación del trabajo de un cirujano urólogo con un cirujano vascular de trasplante, dos especialidades que se complementan para obtener resultados mucho más efectivos en beneficio del paciente. Lo importante es salvar el riñón y evitar la falla renal y sus consecuencias: diálisis y, eventualmente, trasplante de órgano. 

También para mayores
Como en cualquier cirugía, los pacientes mayores de 70 años son más vulnerables a complicaciones que personas de menor edad. Sin embargo, las personas de la tercera edad con tumores renales también son candidatas para la nefrectomía parcial.

"En este tipo de pacientes se puede aplicar con éxito la cirugía de extracción parcial del riñón con control del pedículo vascular. Los riesgos son aceptables y se ha comprobado que, con esta intervención y a esa edad, no aumenta la mortalidad postoperatoria. La edad cronológica no impide que los médicos trabajemos para preservar el riñón y sus funciones", dijo.

En el caso que los tumores sean malignos, y según determine la biopsia y el oncólogo, es posible que el paciente requiera de algún tipo de terapia adicional. "Ahora existen las llamadas 'terapias blanco' que son medicamentos que atacan directamente a las células cancerosas, preservando las sanas. Esas terapias se están usando en algunos tipos de cáncer incluyendo los de riñón. Es posible que un paciente que tiene múltiples tumores en este órgano, tenga predisposición a que sigan apareciendo, por ello necesita tratamiento para evitarlo", expresó Mora Kumboz. 

La cirugía y el tratamiento adecuado impide la insuficiencia renal, con lo que se garantiza la calidad de vida del paciente.


Fuente: El Universal.

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