“El mundo gira, gira y gira, y el bobo mira, mira y mira”. Entonces, cuando deja de girar, dejas de mirar y te concentras en tu resumen anual (ese que hacemos cuando casi finaliza el año) y te das cuenta que ya no nos conocemos como antes, que ya no somos esa pareja envidiable que supero millardos de obstáculos. Entre los tantos se encontraban incluidas nuestras diferencias de carácter, nuestras propias diferencias que nos unían y atraían a este mismo punto que nos hizo ser quienes fuimos.
Fuimos. Sí chamo, fuimos, ya no somos. Tú no diste más y te culpo. Yo no exigí más y me culpaste. En esta vida nada se exige, se espera y cada quien decide dar si le da la real gana.
Cuando pienso: ¡¿con qué llenare ese vacío?! ¡Olvídalo yeyita, ese vacío se llenó hace uufff! Llegó él, luego ella. Él decidió irse, ella se quedó y luego llegó el otro él. ¿Qué no será lo mismo? Sí, no será lo mismo, pero mejor que ahorita sí es…
Cuando quien te hizo a un lado te olvidó. Ahora vuelve a recordarte y ¿Recibes con brazos abiertos? Injusto, simplemente injusto…
Él ahora está. Tal vez no igual, tal vez no para siempre, pero está. Me da su apoyo, su opinión, consejos. Y no me conocerá como tú pero pronto porque le di mi confianza, la que tenías y echaste al Guaire. Aún no sé qué sucedió, sólo sé que lo necesitado de tu parte (lo realmente necesario) no llegó en el momento y de la manera que se suponía, que debió ser, que esperé.
“A ti, te estoy hablando a ti aunque te valga madres lo que estoy diciendo”.
Se suponía que me aceptabas tal cual era ¿Por qué entonces al hacernos grandes y tomar rumbos distintos nos volvimos dos extraños en la vida de cada uno? ¡No te atrevas a hacerle lo mismo a ella! Te ama demasiado, ese tipo de amor que es tan frágil y que si se lastima le quedan heridas insanables. Si la lastimas, ese amor no volverá a ser lo que es y te habrás perdido en la vida.
Aún te culpo, la herida está a carne viva. Pero pronto habrá perdón. No por ti, por mí misma, para sanar.