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viernes, 19 de julio de 2013

10 claves para que la mujer entienda al hombre.

Confianza y respeto de la intimidad son dos de los principios básicos para evitar roces y asegurar una convivencia larga y feliz.

1. RESPETE SU NECESIDAD DE ENCERRARSE EN SÍ MISMO
Cuando un hombre está desorientado, en crisis, preocupado o no sabe qué le pasa necesita huir hacia dentro de sí mismo. A la mujer le resulta inconcebible que alguien en crisis no desee hablar sobre el motivo de su preocupación. Una mujer se relaja y despreocupa charlando sin remilgos ni complejos con otra. Para un hombre eso sólo significa acosarle hasta poner en entredicho su propia autoestima. Si tiene algo que decirle ya lo hará, pero no le siga hasta su cueva privada sin haber sido invitada o conseguirá que él se sienta un inútil incapaz de solucionar sus propios problemas.

Déjele a su aire, telefonee a alguien o váyase de compras.

2. ENTIENDA SU COMPORTAMIENTO DE "GOMA ELÁSTICA"

Los hombres se han esforzado a lo largo de la historia por dar muestras de valentía física que ya no están en consonancia con los tiempos. Los miedos del varón son muchos. Las responsabilidades, el compromiso o los planes femeninos les acongojan más allá de lo entendible. Por eso, en cuanto consiguen intimar se sienten asustados ante el paso que acaban de dar y temen ser absorbidos de por vida por un solo acto hecho en colaboración con una mujer. El susto en ocasiones es tan fuerte que nada más caer en la cuenta de que están enamorados necesitan tomar distancia para saber hasta qué punto llega la necesidad de mujer que acaban de descubrir.

No se impaciente si después de un maravilloso fin de semana, su pareja decide irse, salir o replegarse en sí mismo.

Si le da aire seguramente volverá y, cual goma elástica, pretenderá retomar la relación en el mismo punto en que la dejó. Sería un error pedirle explicaciones o castigarle. Le generaría mayor miedo a ataduras, a la necesidad afectiva, a la manipulación o al control femenino.


3. EVITE DESAHOGARSE SIEMPRE CON ÉL
Cualquier amiga sabrá prestarle oído a la larga retahíla de malestares y agotamientos. Descargue con esa otra persona y evite así sobrecargar o presionar a su pareja con su propio desahogo.
A él pídale cosas concretas. Evite los prolegómenos o las justificaciones. No olvide que a los hombres les gusta sentirse útiles y capaces de dar soluciones concretas. El irse por los cerros de Úbeda y divagar es algo concerniente al mundo femenino que necesita desconectarse de lo concreto dando rienda suelta a interconexiones entre diversos temas. El hombre se pierde si se le traslada de su hábitat cuadriculado a terrenos más sinuosos.

Procure no quejarse y elimine el tono exigente. Él oirá que no hace nada y encima hará menos porque pensará que no se le valora lo poco o mucho que hace. No le dé listas de razones por las cuales deba colaborar más. Sea breve y directa: "¿Podrías limpiar esto, querido?". Si dice que no porque está repanchingado viendo la tele, no le grite. Sea lo más hipócrita y cínica que sepa o pueda y contéstele con una sonrisita diciendole "de acuerdo". Al día siguiente vuelva con ésa u otra petición. Quizá él tenga la jeta de devolverle la pregunta diciendo que si no puede usted misma bajar la basura: "¿Y por qué no lo haces tú?". No monte en cólera. Tranquila. Diga: "O.K" y no se olvide de seguir pidiendo sin enfadarse. Si no hay respuesta positiva y el método asertivo no funciona, plántese delante, haga la petición y quédese callada. Ellos buscan bronca para salirse con la suya y autojustificarse pensando que nadie les valora ni quiere tal como son. No pique. Usted suave, femenina y queriéndole un montonazo: sólo desea que él haga esa cosita de nada que le pide.


4. NO INTENTE CAMBIARLE
En lo más profundo de todo varón hay un caballero de resplandeciente armadura dispuesto a luchar, servir y proteger a su amada. Ella tiembla secuestrada por un dragón y él desenvaina su espada y le mata. Pasado un tiempo, otro dragón habrá de ser liquidado y la mujer, cuando el caballero desenvaine, le dirá: 
-Deja el sable, usa este lazo.

Aunque mate al dragón. Se sentirá indigno de confianza y admiración.

Ante el siguiente obstáculo, él no sabrá si usar el lazo o la espada. El dragón, al verle distraído y confuso, le quemará un brazo. Lo que queda de caballero mirará en dirección a la torre y oirá:
-Utiliza el veneno. El lazo no sirve.

Él lo hará, pero se sentirá avergonzado e irritado y cuando otra le pida auxilio y no le merme su confianza ni le quite fuerza con su exceso de atención y ayuda quizá cambie de aldea.

La actual hipersensibilidad masculina se siente herida de muerte cuando la mujer no confía en las capacidades resolutorias del hombre. El varón interpreta las indicaciones de cambio de la mujer como pruebas de que ésta no le quiere ni le acepta tal como es. No caiga en hacer de madre de su compañero o podrá pagarlo muy caro. Es mejor que se equivoque solo antes que con su hipotética ayuda. Si, sin él pedírselo, cae en la tentación de "echarle un cable", sentará las bases para acabar responsabilizándose de sus propias acciones o errores. Y él se cansará de no ser admitido y querido por sí mismo. El hombre se resiste al cambio porque cree que la mujer no le ama lo suficiente.


5. NO LE ACONSEJE JAMÁS A MENOS QUE ÉL SE LO PIDA
La lucha del hombre por el éxito social a toda costa se explica porque él cree que llegar a lo más alto le hará digno de ser querido. Cuando mejor soluciona sus problemas es cuando sus necesidades emocionales están satisfechas. Pero si usted le induce a seguir sus consejos pensará que no le quiere, se pondrá a la defensiva y mostrará su lado oscuro. El mejor modo de ayudarle a crecer es no aconsejarle. Acepte sus imperfecciones y no le sermonee. Para que se automejore es preciso que se sienta aceptado y amado, de lo contrario no hará más que defenderse y seguir igual.


6. NO LE CONTROLE
Si hay algo que un hombre no tolera es el control. Bastante suele tener con admitir que no le queda más remedio que dejarse controlar por su jefe. Si su pareja observa que sigue de cerca su conducta o manifiesta sentimientos negativos o de disgusto, el alma masculina pensará que se le está manipulando, castigando o desaprobando.

Las mujeres suelen interrogar al hombre acerca de su conducta con un tono desaprobador. Lo hacen pensando que así le dan una lección, sin embargo sólo crean resentimiento y miedo. El varón se siente especialmente susceptible cuando se ha olvidado de un recado o de cumplir un deber. No aproveche para cargar las tintas. Es cuando más propensos están para la discusión.

Cuando sospeche de sus tardanzas haga lo propio y cítese a cenar con algún amigo, llegue hasta donde le venga bien, pero no cante luego ante él intentando darle celos.

Aunque pasen mil años, ellos pensarán que han nacido para irse con las que puedan y que usted debe estarle agradecida por ser una de ellas.

Déle de su propia medicina pero no se lo diga. Haga lo que tenga que hacer.


7. DÉLE TIEMPO. NO SE PRECIPITE E INSISTA
Acelerar o presionar a un hombre para que tome conciencia de ciertas responsabilidades nunca lleva a buen puerto. El varón tarda más en digerir cualquier tipo de cambio. Imponerle de buenas a primeras que se ocupe de un bebé o se le exija poner la lavadora y tender puede ser para él tan contraproducente como pedirle a un político que use el transporte público sin estar en período electoral. Meter prisas a un hombre significa verle salir por la puerta o encerrarse en su cueva.

Las mujeres son muy dadas a aprobar al hombre cuando inician la relación. No importa lo heridas que se hayan sentido por su padre o por otros. Creen que el último es especial, no como los demás. Olvidan preguntar cosas como "¿cuál fue la causa de su anterior ruptura?" u optan por no querer saber la verdad sobre sus vidas. A veces ocurre que el miedo a perder al hombre es más fuerte que ellas y se muestran como niñas asustadas y huidizas de la realidad. No actúe así y no se acelere. Escuche. Atienda a los argumentos y justificaciones que él le dé. Pero, por favor, no se crea todo o podrá llevarse una sorpresa desagradable.

Cuando le pida algo hágalo directamente y preparada para recibir una negativa. Siga insistiendo pero sin darle explicaciones. Lo llevan fatal. Machaque con la misma petición hasta que lo haga y con la sonrisa puesta. Verá cómo acaba pasando por el aro.


8. RECONÓZCALE LO QUE HACE BIEN
La mujer suele no piropear al varón por todo lo bueno que hace y sí le reprocha todo lo que no hace. Así el hombre cree que su existencia no es apreciada y nadie le reconoce lo que tiene de positivo. Necesita sentirse admirado, creer que es un buen chico que siempre está intentando hacerlo bien y que casi siempre lo logra. Aunque haga años que no clava un clavo, usted debe encomiar en público la última estantería que se le ocurrió montar. Si le alaba ante los demás, es probable que hasta haga otra.


9. NO LE CRITIQUE, ANÍMELE
Cuando un hombre tiene problemas, normalmente sabe cuál ha sido la causa y lo que menos necesita es que su pareja no se ponga de su parte. De hacerlo se quedará usted con las ganas de saber qué le ha pasado. Déle su apoyo incondicional y es probable que acabe por hablar. Ya se criticará él solo y se corregirá en el futuro.

Para él, decir "lo siento" significa reconocer un error y para un "macho latino" eso no es posible al menos que se dedique a la canción melódica.

Aunque no intervenir suponga para usted un riesgo innecesario, no le desanime porque entonces el peligro estará garantizado. Conforme le cuente sus proyectos ya irá cayendo en la cuenta de errores.

Los hombres necesitan mucho más que las mujeres sentirse emprendedores, aventureros y luchadores. Mermarles esa capacidad haciéndoles ser realistas es ignorar su propia esencia de masculina espora voladora no apegada al posibilismo femenino. Una de sus necesidades primarias es que confíen en él. Déle alas y verá cómo regresa al sofá antes de que sea la hora de cenar.


10. EN LA CAMA...
Es en este cuadrilátero donde un hombre alcanza su mayor vulnerabilidad. Aquí sí que debe actuar con extremado tacto y amor. Él debe sentir que es incondicionalmente aceptado. Sus miedos se multiplican. Muchos desearían que se les dijera por telepatía qué hay que hacer. Guíele pero no le corrija o le dará el salvoconducto para que vaya a probar a otro lado. Aunque quizá, si la nota superentusiasmada, caiga igualmente en la tentación de ver si produce semejante descoloque en alguna más. No espere que sea él quien le descubra su propio cuerpo. Sería pedirle demasiado. Lo lógico es que usted ya haya tomado las riendas de la localización de su propio placer ya sea en solitario o en compañía de otros. Muchas mujeres piden demasiado de un solo contacto y de un solo hombre y, por desgracia, muchas veces son educacionalmente incapaces de buscar más allá de lo establecido.


Fuente: El Mundo.

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