La edición que poseo |
Estuve de acuerdo en muchas cosas y a partir de este libro me considero 50% machista, 50% feminista. Ni muy muy ni tan tan. La chica tiene razón en varios puntos; nosotras nos arreglamos para agradar a otras mujeres en nuestra constante competencia por conseguir a esa “pareja ideal” y a la final nos olvidamos de lo que realmente andamos buscando. Y seriamente es así, a ellos no les importa un comino si nos cambiamos de color las florecitas de las uñas o no.
Algo que me llamo mucho la atención en ese largo periodo de lectura (larguísimo porque me aburrí en cierta parte y lo retomé meses después), es que a medida que iba entrando en concentración me fui volviendo menos llorona, menos dependiente de la aprobación ajena, más independiente, analítica y más desinteresada (la mujer perfecta). Si me quiere bien, sino también. Lástima que el efecto no duró más de lo que duró el libro. Pero con esto fui notando que la forma en que otros me veían iba cambiando. Ya no era yo quien siempre buscaba, ahora me buscaba a mí, le resultaba más interesante. El mismito cuentico de “si no lo buscas se extrañará y vendrá por ti. Déjalo que te extrañe”.
Me parece que también la compañera se iba muy a lo extremo. No a todas nos gustaría pasar el día cuidando al marido sólo para no tener que madrugar todos los días y salir a trabajar. A muchas nos gusta trabajar, sobre todo si nuestro empleo es un tanto pasable (no perfecto). Pero sí, los caballeros las prefieren brutas, pero no necesariamente hay que SER bruta, ella explica como pretenderlo y así, lograr una armónica y pacífica convivencia (hombres y mujeres).
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